martes, 27 de marzo de 2012

CARTA DEL HERMANO MAYOR




Hermandad de la Entrada Triunfal

de Jesús en Jerusalén




Guadix, a 07 de Marzo de 2012


Estimado Hermano en Cristo Nuestro Señor:

La hermandad de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén informa a todos sus hermanos que la Eucaristía de Bendición de palmas que tiene lugar todos los Domingos de Ramos este año se adelanta a las 10:00 horas por lo que todos los hermanos que vallan a realizar Estación de penitencia deben estar en la Parroquia de San Miguel antes de las 10:00 horas para recoger su palma.
Un vez Finalizada la Eucaristía la hermandad procederá a cerrar las puertas del Templo para disponer de unos minutos de oración y organización de todos los hermanos que van a realizar estación de penitencia, cerrada la puerta, esta se abrirá para la salida del Cortejo procesional a las 12:00 horas, por lo que no será posible la recepción de hermanos en ese trascurso de tiempo.


Sin mas, reciba un cordial saludo



El Hermano Mayor



Joaquín Villalba López


Nota: El habito está formado por: Túnica celeste con cíngulo y botonadura rojos, Capa Roja, Capillo Rojo (opcional para los niños), zapato negro y guantes blancos.
Niños Vestidos de Hebreos: El habito característico y zapato Negro.

lunes, 26 de marzo de 2012

salida 2011

El vídeo que adjuntamos es para apreciar esa magnifica salida que en menos de una semana volveremos a ver si el tiempo nos acompaña

CARTA DEL OBISPO


Guadix, 22 de febrero de 2012, Miércoles de Ceniza

Queridos hermanos cofrades:

El comienzo de la Cuaresma marca también el comienzo del camino que nos ha
de llevar hasta la Pascua del Señor, y que celebraremos en la Semana Santa. Desde
el miércoles de ceniza nuestra mirada ha de dirigirse a la meta que es la noche de
Pascua, el día de la resurrección del Señor, lo que da sentido a todo lo que celebramos
anteriormente. La resurrección del Señor es la que fundamenta nuestra fe y nuestra
predicación.

Mi carta, dirigida cada año a los que formáis las Hermandades y Cofradías, quiere ser
un momento para estar cerca de vosotros y compartir lo que atañe a la vida cristiana.
Este año quiero proponeros para la reflexión el tema de la fe. A ello me da ocasión
la próxima celebración del Año de la fe, convocado por el Papa Benedicto XVI, con
motivo de los cincuenta años del inicio del Concilio Vaticano II y de los veinte años de
la publicación del Catecismo de la Iglesia católica. El año de la fe comenzará el día 11
de octubre de 2012 y terminará el 24 de noviembre de 2013, solemnidad de Jesucristo,
Rey del Universo. Es el momento de prepararnos a este acontecimiento.

La fe es un don. Dios nos ha regalado su vida. De Dios lo hemos recibido todo, la
vida y también la fe. Al ser creados por Dios, a través de la colaboración amorosa de
nuestros padres, se nos dio la fe y con ella la capacidad de desear a Dios y poder vivir
en comunión con Él. Esta es una gran verdad, hemos sido creados por Dios y para
Dios, por eso el hombre encuentra el sentido de su vida y su vocación más alta en la
comunión con Dios.

Pero junto a esta realidad está la libertad del hombre para aceptar o rechazar el don
de la fe. No es cierto como algunos piensan que unos han recibido el don de la fe y
otros no. Todos hemos recibido el don, pero en el don va también la libertad. Dios no
podía crear un ser que no fuera libre, pues Él es la libertad. El hombre en su libertad
puede rechazar a Dios y el don de la fe. San Agustín lo ha expresado bellamente al
decir. “Quien te creó sin ti, no te salvará sin ti”.

Así la fe es un diálogo entre Dios y el hombre. Un diálogo que solo puede fundarse
en el amor gratuito. Al que lo acepta, Dios se hace todo en Él marcando su existencia
y determinando un modo concreto de vivir. Esto quiere decir que no da lo mismo creer
que no creer, que la creencia y la increencia tienen consecuencias en la vida del hombre.
Si creo no puedo vivir como si Dios no existiera. La fe es vida y se lleva a la vida, no
hay ningún aspecto de la existencia humana que quede al margen de la fe.

¿En qué creemos?, pues diremos mejor, ¿en quién creemos?. La fe cristiana es la
aceptación y adhesión a una persona, Jesucristo. La fe cristiana es la persona misma de
Cristo, es el Evangelio que nos muestra la verdad sobre Dios y sobre el hombre. Es el
mismo Señor Jesús quien nos enseña a hablar con Dios nuestro Padre en la oración, el
que no muestra un modelo de vida que está marcada por el Espíritu Santo.

Y ¿qué es la fe?. La fe es confianza y obediencia. Confianza en Dios; me fío de
su palabra y obedezco su voluntad. No es una obediencia ciega, es una obediencia
confiada, pues sabemos que el que ama nunca falla. Dios nunca falla. Muchos ilustran
la fe con la imagen de un niño en brazos de su madre. ¿Cómo puede dudar un niño del
amor y la protección de su madre?. La Escritura nos presenta el ejemplo de Abrahán,
padre y modelo de los creyentes, pues creyó en Dios y esperó contra toda esperanza en
la fidelidad de Dios. Dios es fiel, también y sobre todo cuando nosotros somos infieles.
Es hermoso pensar que Dios nos espera siempre; aunque nos alejemos, aunque lo
rechacemos, Dios nos espera.

Dios nunca retira el don de la fe, siempre hay posibilidad de volver a Él, como hizo
el hijo pródigo de la parábola de Jesús. La conversión es el primer paso para llegar a la
fe, a lo que nos invita cada año la Cuaresma. Todos tenemos necesidad de conversión,
porque todos tenemos necesidad de Dios.

Hermanos cofrades, hemos de confesar nuestra fe. Nuestro lenguaje, nuestra vida se
tiene que configurar con la fe. Os confieso que siento una gran tristeza cuando escucho
a algunos cofrades que en la opinión pública, en los medios de comunicación hablan
de la Semana Santa como si se tratara de una tradición folklórica sin más, sin nombrar
a Dios ni la fe que profesamos los cristianos. Es este el mejor camino de disolución de
nuestra Semana Santa.

Os invito una vez más a profesar con alegría el credo de nuestra fe, incluso a
aprenderlo de memoria si lo hemos olvidado. Hemos de celebrar la fe, de modo
especial, en los sacramentos, en la Penitencia y la Eucaristía; y hemos de vivir según lo
que creemos. Si lo hacemos estaremos dando al mundo una razón para la esperanza, le
estaremos dando a Dios.

La fe es posible, para verlo con claridad basta mirar a la Santísima Virgen, la
peregrina de la fe. Ella nos muestra a Jesús y nos enseña el camino para llegar a Dios.
María es imagen y ejemplo para nuestra fe. Ella es la Estrella que nos alumbra en el
camino, tantas veces oscuro, de la fe. La fe cristiana nos muestra el horizonte grande y
hermoso de la vida eterna. Con el apóstol queremos repetir: “Señor, creo pero aumenta
mi fe”

+ Gines García Beltrán
Obispo de Guadix